Lionel Richie era durante los 70 el líder de los Commodores, uno de los famosos cantantes del sello Motown. Luego decidió lanzar su carrera en solitario, ya metidos en los 80, con bastante éxito. Lionel Richie era una de las referencias musicales de aquella época.
Sabiendo esto, se le encargó una canción para la película White Nights, teniendo la certeza de que su registro romántico encajaría perfectamente con la película. No era la primera vez que intervenía en el cine. Su tema Endless love, a dúo otra chica Motown, Diana Ross, dio además el título a la película.
Say You, Say Me obtuvo el globo de oro a la mejor canción original y posteriormente el Oscar en el mismo apartado. Con ella competía otra canción no menos legendaria, que además aparecía en la misma película. Se trataba de Separate Lives, de Phil Collins.
Al contrario de Separate Lives, se daba la curiosa circunstancia de que la canción que obtuvo el Oscar, no era incluída en el album de la banda sonora de su película, White Nights, ya que la productora, Motown, no permitía que un cantante suyo apareciera en otra firma discográfica.
Al margen de esta curiosidad discográfica, la canción de Lionel Richie, se ha convertido con el paso de los años en un clásico, cuyo estribillo se ha hecho universal y que no podemos evitar canturrear, cada vez que la escuchamos.
Cada uno la asocia a algo, supongo. En mi caso, cuando oigo esta canción no dejo de recordar aquella época en la que estaba enamorado de ella.
No me importaba nada que tuviese casi veinte años más que yo. Ni que estuviese lejos. Sabía que un día nos encontraríamos. Soñaba con un día poder viajar a Nueva York, a buscarla en aquel restaurante al que solía ir a cenar a menudo, o al menos eso leí una vez en una entrevista en el Fotogramas. Sabía perfectamente lo que le diría, el tono, la cadencia de mis palabras y la sonrisa que les acompañaría. Todo perfectamente planeado, sin fisuras, y por tanto, de éxito asegurado. De allí nos acabaríamos yendo a su apartamento, frente a Central Park y desde ese momento, estaríamos juntos para siempre.
Le contaría que desde que la vi en White Nights he descubierto el mundo. Que incluso una vez fui a verla dos veces a la misma película, dos días consecutivos y que el segundo día me gustó más que el primero. Tuve que esperar a que quitaran la película, pasando por el cine cada día y tras la espera, poder conseguir el poster de la película, que colgaría en la pared de mi cuarto.
No me costaría hacerle ver que aunque yo no era David Lynch, y tan sólo un adolescente, estaba convencido de saber cómo hacerla feliz y que jamás se arrepentiría de haberme conocido. Hablaríamos de cine, de mi actriz favorita, su madre, de fotografía, de viajes, de comida italiana, de todas aquellas cosas que a ella y a mí nos apasionaban y cuando llegase el momento, rozaría mis dedos en sus labios, para que sus palabras diesen paso a mis besos.
Nadie me tomaba en serio cuando les contaba que había encontrado la mujer de mi vida. Que aunque tuviera que ir lejos a buscarla, sin ella saberlo, estaría esperándome. Y a pesar de que pudiera parecer para los demás muy joven, demasiado inexperto, un iluso, e incluso un romántico soñador, tenía la certeza como nunca me había sucedido antes, que por fin la había descubierto, y que ella era, Isabella Rossellini.
2 comentarios:
Muy buena canción, de las que marcaron los 80. ¿No crees que "Separate Lives" merece una dedicación especial y no una mención a "pinchar"?... Gracias por rescatarnos estos great hits
Separate Lives es aún mejor que Say You Say Me. Hubiera preferido que le diesen el Oscar a Phil Collins. Es la otra canción que me recuerda a mi querida Isabella. Me gusta tanto, que sin duda, si la hubiese puesto, Say You Say Me, no habría tenido estas líneas.
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