miércoles, 24 de noviembre de 2010

Lollipop



Mami un día me dijo algo que debería saber
Tanto dulce te va a pudrir el alma
Si ella te ama, déjala marchar
Porque el amor sólo trae tristezas


Mika es un cantante, compositor, pianista, de origen libano-inglés. A los nueve años, sus padres descubrieron que sufría dislexia, secundario a haber sufrido acoso escolar, por lo que dejó de ir al colegio, teniendo un profesor particular en casa. A los quince tuvo una profesora de ópera, lo que sin duda sembró en él la semilla por la música. Cuando decidió ir a la universidad, se matriculó en Económicas, pero intuyendo que se trataba de una decisión equivocada, no llegó a ir un segundo día a la facultad. En cambio, se fue al Royal School of Music.
Antes de triunfar como cantante y compositor compuso música para British Airways, así como sintonías para anuncios. Gran políglota, habla perfectamente inglés, francés, español y al parecer, se defiende con el chino mandarín.  
Aunque frecuentemente es acusado de imitar estilos de muchos artistas como Queen, Bob Dylan, Joan Baez, The Beatles, Freddy Mercury, Prince, Robbie Williams, David Bowie, Scissors Sisters o el mismo Elton John, la verdad es que la crítica le considera un genio en la época actual, constituyendo un soplo de aire fresco y original, dentro la mediocridad que impregna a la música actual.

Su álbum de debut, llamado Life in Cartoon Motion, ya cosechó un gran éxito, siendo nombrado artista revelación británico de ese año de 2007. De él se extraen títulos tan conocidos como Grace Kelly o Relax. De su obra el propio Mika dijo que "era un mundo mágico en el que puede vivir cualquiera. Un universo paralelo de ensueño, encantado y fascinante..." 
De este mundo inventado por Mika, surge Lollipop, tema menos conocido, pero no por eso de una calidad menor. De hecho, el propio cantante se refiere a él como su canción favorita de ese disco. En realidad cuenta la historia de un chico a quien su madre le aconseja que sea feliz disfrutando de la vida, porque el día que se enamore lo pasará mal. Mika compuso esa canción para la más pequeña de sus tres hermanas. Otra de ellas, Yasmine, es además diseñadora, habiendo hecho entre otras cosas, la portada de sus dos discos y la decoración de la botella de la felicidad, de Coca-Cola.

Lollipop aparte de ser una canción pegadiza, tiene un vídeo naïv que se me asemeja al Yellow Submarine de The Beatles.
Para mí, fue la canción del verano. Surgió como un intento de poder sortear de alguna manera airosa, al inevitable Waving Flag de David Bisbal, el Break Your Heart de Taio Cruz y sobre todo, al omnipresente Waka-Waka de Shakira, que me pedían incesantemente mis hijas Tiri y Marta, cada vez que se subían en el coche.

Por eso este tema, más que mío, en realidad es de mis niños Tiri, Marta y Guille, que aunque todavía no han visto este vídeo, seguro que disfrutarán con su alegría y colorido, recordando los divertidos momentos que pasamos, aquel maravilloso verano de 2010.

Como aquel mal cazador que le sale el tiro por la culata, al final, Lollipop se volvió contra mí. Se abrió sitio entre nosotros, y aquel burdo intento de evitar escuchar las mismas canciones, logró por error de cálculo, que esa piruleta musical acabase sonando ininterrumpidamente en la radio de nuestro coche, una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez....


miércoles, 17 de noviembre de 2010

Viviré


Viviré
Cada segundo enamorado de ella
Como bolero en la noche
Que se esconde en las estrellas


Un buen día, un joven dominicano llamado Juan Luis Guerra  fue a la universidad. Se matricula en Filosofía y Letras, pero a los pocos días de haber comenzado las clases, descubre que ha cometido un error. Realmente lo que le gusta es la música. Así que abandona esas aulas e ingresa en el Conservatorio de Santo Domingo.
Cuando acaba su formación, decide ampliarla, estudiando composición y arreglos en el Berkeley College of Music de Boston. Con una maleta cargada de ilusiones y dispuesto a dejarse influir por todos los estilos, se marcha hasta allí, llevando consigo una carta de una amiga, que debía entregar a una estudiante de diseño llamada Nora Vega. 
Nora acabaría convirtiéndose en la mujer de Juan Luis Guerra.

Tras su vuelta a la República Dominicana, comienza a grabar canciones, siempre acompañado de su inseparable grupo, los 4-40. El origen del nombre se corresponde con la frecuencia en herzios de la nota la, que es la que se suele usar para afinar los instrumentos.

A partir de entonces, comienzan unos años de éxito a nivel mundial. Todo el mundo ansiaba e imploraba que lloviera café en el campo o que le subiera la bilirrubina. Aunque pocos podrían decir qué es una Woman del Callao, eso no impidió que fuese tarareada y cantada, casi tanto como lo podrían ser esas Burbujas de amor, al acercar la nariz a su pecera.

Más adelante, unos álbumes más tarde, en 1994, se produce el lanzamiento de otro nuevo trabajo, llamado Fogaraté. Esta vez no tuvo tanta repercusión como sus discos anteriores. En él, de forma casi desapercibida, aparece este tema: Viviré. Tan de puntillas pasó, que sólo un año más tarde, con la publicación de un disco con los mejores éxitos de Juan Luis Guerra, no fue merecedora de ser incluida en él. Eso ha hecho que a pesar de ser una canción con una melodía que se te impregna fácilmente y unas letras muy poéticas, se haya convertido casi en una desconocida.

Un día iba paseando por un centro comercial, cuando algo hizo que detuviese mi paso. Desde el interior de una tienda de discos salían los acordes de una canción. Pude reconocer la inconfundible voz y el estilo de Juan Luis Guerra, aunque nunca había oido lo que cantaba: Era Viviré.
Reconozco que no he sido nunca amante de la música cantada en español, pero a pesar de ello, algo muy extraño se produjo en mí. Como aquellos niños encantados por el flautista de Hamelín, Juan Luis Guerra me condujo dentro y me hizo comprar el single de esa canción.
Unos años más tarde, se convertiría en un tema de la perfecta banda sonora de una sorpresa. En nuestra boda, tenía preparada una proyección con fotos y música, que partían de nuestra infancia hasta casi el día de nuestro enlace. Era un audiovisual que nadie esperaba y que había estado haciendo a escondidas las últimas semanas. Cuando iba ordenando foto tras foto, sabía desde el primer momento cuál iba a ser la música que acompañaría la sucesión de instantes que estaba montando.
No sólo las imágenes, sino aquella canción, fue un descubrimiento para todo el mundo.

Ahora ya sé por qué nadie conocía Viviré. ¡Qué torpe soy! Es bien fácil. Con el tiempo descubrí que Juan Luis Guerra nos la había compuesto a propósito, a nosotros dos, para aquella noche perfecta.
Desde aquel momento se ha convertido en una de nuestras canciones, porque desde entonces vivo cada segundo pegadito a ella, como medallita al cuello, con el corazón en fiesta. Vivo cada segundo enamorado de ella, como bolero en la noche, que se esconde en las estrellas.



miércoles, 10 de noviembre de 2010

The Last Night of the World

Quédate conmigo
Y abrázame fuerte
Y bailemos
Como si esta noche fuese
La última noche del mundo


Es fácil pensar que el musical Miss Saigón es simplemente una revisión moderna de la Madame Butterfly de Puccini. Y tal vez sea cierto, pero en realidad lo que inspiró al compositor Claude-Michel Schönberg y a su letrista Alain Boublil, fue una fotografía.
En un periódico vieron publicada una imagen de una niña vietnamita, a punto de embarcarse en un avión, rumbo a Estados Unidos, donde le esperaba su padre, un antiguo soldado que nunca la había visto. Su madre le cogía de la mano, sabiendo que nunca volvería a ver a su hija.

Miss Saigón, como su homónima Madame Butterfly, comparte la historia del amor imposible entre dos culturas, la oriental y la occidental, pero embebidos en medio del conflicto bélico de Vietnam.
La puesta en escena era espectacular, integrando en el escenario entre otras cosas, una estatua de 15 metros de Ho-Chi-Min. Pero lo que todo el mundo recuerda es aquel inmenso helicóptero, que aterriza en pleno escenario, para marcharse poco después, con el ensordecedor ruido de sus palas en movimiento, evacuando a los ciudadanos americanos de la embajada y a unos pocos afortunados vietnamitas, que querían huir del colapso de una guerra y de un futuro incierto.
Toda la obra está jalonada de preciosos temas musicales, pero por encima de los demás, destacaría The Last Night of the World, interpretado por Lea Salonga y Simon Bowman.
Más adelante, esta artista de origen filipino, sería elegida para cantar A Whole New World, de la banda sonora de Aladdin, la producción de Disney que llegaría a obtener el Oscar a la mejor canción.
Los protagonistas, Kim y Chris, están juntos en la habitación. Empieza a sonar la música. Los amantes comienzan a declararse su eterno amor y al fondo, tímidamente, aparece un saxofón que los va acompañando paulatinamente, mientras ellos se aman, ignorantes de que efectivamente, aquella iba a ser su última noche.

Miss Saigón fue el primer musical que vi en mi vida, en el propio West End de Londres, en una época de maravillosos descubrimientos y de nostálgica inocencia.
En aquella butaca del Teatro Real de Drury Lane, al compás de los acordes de The Last Night of the World, aprovechando la complicidad que me brindaba la oscuridad de la platea, mirando de reojo para que nadie se diera cuenta, cayeron varias lágrimas por mis mejillas, porque esa noche descubrí que el lejano Vietnam estaba todavía más cerca de mí, que el amor de verdad.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

The Living Years


Dilo alto, dilo claro
Lo puedes oir tanto como escucharlo
Es demasiado tarde cuando ya hemos muerto
Para admitir que no estábamos de acuerdo


Hasta que apareció Over My Shoulder, se llegaba a conocer a Mike & The Mechanics casi de rebote. Los entusiastas fans de Genesis, melómanos insaciables, descubrían que el guitarrista de esta banda mítica, tenía un grupo paralelo: Mike & The Mechanics.
Mike era Mike Rutherford, que se acompañaba de otros músicos, no por eso de menor talla, como el ya fallecido Paul Young, o el conocido cantante Paul Carrack. Si bien su primer álbum tuvo bastante éxito, es con este segundo, llamado Living Years, con el que obtuvieron una gran repercusión mundial, sobre todo gracias a este tema intimista, que da título a su disco y que relata magníficamente las dificultades de la comunicación entre padres e hijos: los conflictos generacionales.

Cuando le preguntaron en una entevista a Mike Rutherford qué fue lo que inspiró para componer The Living Years, contestó: "La letra fue escrita por B.A.Robertson y la canción cuenta algo que él vivió. Perdió a su padre y trata de la falta de comunicación que había entre su padre y él, antes de morir. Es una ironía del destino, ya que tuvo un bebé justo después de perder a su padre. Curiosamente, a mí me sucedió lo mismo. Por eso esta canción significa mucho para mí".

The Living Years nos invita a reflexionar sobre el poco tiempo que nos da la vida. Tan escueta es, que debería ser aprovechada intensamente, no malgastándola estando a la defensiva, perpetuando rencillas, que a la larga enrarecen todo. Deberíamos confiar en nuestros padres, lograr que nuestros hijos lo hagan con nosotros, no ocultando nuestros sentimientos y dejar de tener ese temor absurdo a decir todo aquello que sentimos, a quien tenemos tan cerca y a quien les debemos todo. No lo vemos, pero el tiempo se nos va escapando, como un puñado de arena entre las manos y si no lo cambiamos, tal vez llegue un día en que todo será demasiado tarde.