miércoles, 9 de noviembre de 2011

Reign of Love


Robinson Crusoe llegó a aquella isla tras un inesperado naufragio de su barco. Allí permaneció 20 años hasta que un buen día pudo ser rescatado y volver a su país. Como un reloj de arena que comienza a contar, su vida dio una vuelta completa y su cautiverio insular se convirtió en paraíso y su salvación en un cautiverio. El libro cuenta que después de llegar a Inglaterra decidió volver a su querida isla. Esa isla desierta, dotada de casi ningún recurso, justo para vivir, para Robinson era un gran lujo. Bastante más de lo que necesitaba para ser feliz.
 
Hay una canción que me transporta a mi isla, a aquella en la que sopla el viento y se mezcla con la tierra y el mar. Una canción casi desconocida, llamada Reign of Love sumergida en el interior del álbum Viva la Vida de Coldplay. Su escondrijo no es casual. Todas las pistas están mezcladas en una perfecta continuidad, para hacer un conjunto sólido que obligase a escuchar todo el álbum de forma continua. El sonido de todo el disco es único, ya que fue grabado en varias iglesias de Méjico y España, buscando una acústica especial, una atmósfera envolvente. El responsable de esto es el famoso productor Brian Eno, que comenzó su carrera musical con Roxy Music, casi de casualidad, al conocer al saxofonista del grupo mientras esperaba el metro en un andén. Eno decía que si hubiese esperado el metro un poco más allá en el andén, o hubiese perdido el tren, jamás se habría dedicado a la música.
 
Después de Roxy Music, formó parte de Talking Heads con David Byrne. Su habilidad con la mesa de mezclas le conduciría hasta la producción, donde trabajaría con artistas de la talla de David Bowie, mis odiados U2 (un día contaré por qué), Dido o Depeche Mode, entre otros. Ha hecho incursiones en el cine, como cuando compuso el tema Prophecy para la pelicula Dune, de David Lynch, para la película Trainspotting, además de destacar en la música ambiental. Este interés surgió tras un grave accidente de coche, que le mantuvo encamado varios meses. Incapaz de levantarse para subir el volumen de su equipo de música, que era acallado por el ruido de una tormenta, entonces se dio cuenta que la música podía asumir las mismas propiedades que la luz y el color y mezclarse con la atmósfera presente, sin alterar el equilibrio del ambiente que lo rodeaba. Fruto de aquella rica innovación surgió entre otros trabajos, su famosa Music for Airports, compuesta para tranquilizar a los pasajeros que esperan su avión y tienen miedo a volar. Pero el trabajo más original que le encargaron fue componer una sintonía inspiradora, universal, optimista, futurista, sentimental, emocionante, pero con una particularidad: no debía durar más de 3 segundos y cuarto. Sería el sonido del nuevo sistema Windows 95 al comenzar la sesión.
 
Las cosas no son casuales. El subirse aquel día en aquel vagón del metro, o aquel terrible accidente de coche, le llevaron a Brian Eno a tomar un camino y superar las dificultades con éxito. A él le inspiró el sonido de la naturaleza, bramando y golpeando contra el cristal de su ventana. A mí, una producción suya, Reign of Love, me traslada al reino del casi silencio, a mi isla desierta, al último paraíso perdido, pero no por eso no presente en mis pensamientos. Al aire cálido que te besa y al ruido del viento, arrastrando caprichosamente el borde de arena de las dunas de Corralejo, el último día que me acarició la cara, la dulce brisa de Fuerteventura.


3 comentarios:

José Amaro dijo...

Confieso que no tenía ni idea de quién era Coldplay hasta que hace tres años, un domingo de invierno, por la tarde, camino de mi casa, en la radio del coche de mi hermano Míguel sonó "Viva la vida". Acababa de empezar lo que denomino un tiempo personal de exilio interior, de convivencia conmigo mismo en la isla de mi propia soledad, que es tan profunda y larga como la de Robison Crusoe en mitad de ese océano infinito. Meses después me hice con el álbum y desde entonces lo he escuchado infinidad de veces y sí, es completamente cierto: es como una voz amiga que nunca deja de hacerte compañía. Me encanta todo ese disco y lo mejor de todo es que uno puede interpretarlo como le dé la gana, que es la mejor forma de creer en Dios, en el amor y en que aún no está todo perdido mientras la música nos devuelva la esperanza.

Anónimo dijo...

Preciosa canción. Invita al silencio y a la relajación. Gracias por este descubrimiento, si "Viva la Vida" va en esta línea tendré que hacerme con ese album...

melkarr dijo...

¡Qué bien escribe usted, José Amaro! Debería dedicarse a esto de la literatura...

Publicar un comentario