miércoles, 19 de octubre de 2011

No Matter


Hace diez años tenía 30. Y como yo, mucha gente más. Pero además de cambiar de década, había decidido dar un giro a mi vida. Tengo una compañera que se lió la manta a la cabeza y se ha ido a vivir a Australia, ella solita. A las cinco horas de estar allí, me contó que ya tenía trabajo. Lleva poco tiempo, pero estoy seguro que le irá muy bien. Siempre he creído que a la gente que es emprendedora y valiente, la suerte les acaba sonriendo. Yo no me fui tan lejos, pero el venirme a vivir a Barcelona, fue un pequeño gran cambio en mi vida y como a ella, la suerte también me sonrió a mí. Estos diez años han sido los mejores de mi vida, aunque empezar no es nada fácil. En una gran ciudad desconocida, en un trabajo en el que nadie puede dar una referencia por ti, sin amigos y tan solo acompañado por tu novia, dejas toda tu vida por detrás, para comenzar a escribir un nuevo libro de páginas en blanco.

Pronto, de la mano de Lourdes y nuestros eternos paseos, fui descubriendo Barcelona y un poco de Cataluña y además, conocí a sus amigos. Al igual que te sucede si haces un pequeño esfuerzo mental y eres capaz de recordar el primer amigo que tuviste en la escuela, yo puedo decir que Nacho fue el primer amigo que hice en Barcelona.
Nuestra común pasión por la Aeronáutica (él es piloto y yo controlador frustrado), abrió fácil paso a nuestras primeras conversaciones. A él le debo haber podido pilotar su avión, aunque sólo fuera durante cinco minutos, camino de Palma de Mallorca.
Gracias a él, me quedó claro el concepto de que un día libre, no es un día de fiesta. Y de fiestas entiende bastante. Pocas personas he conocido más divertidas que Nacho, anfitrión perfecto, excelente maestro de ceremonias, además de ser un sibarita y un somelier experto. Esto siempre ha hecho que nuestros encuentros en torno a su pata de jamón en navidades, o una cena en restaurantes, siempre hayan coronado el éxito.
En todo este tiempo hemos compartido bodas, nacimientos, bautizos, gin-tonics y croquetas del polo. No puedo olvidar tampoco sus lecciones magistrales de tenis sobre tierra batida, que me han hecho mejorar tanto mi drive. Esos partidos que jugabas con tanta paciencia con alguien que por su bajo nivel de juego te aburría tanto, pero que siempre hacías con buena cara.

Nacho me ha regalado su amistad y aunque tengamos gustos musicales distintos, ya que él es más de grupos nacionales, también me ha regalado música que no conocía. Canciones que jamás había escuchado y que de forma indeleble se fijan a la persona que te la descubrió.
Nacho, como decía, es de grupitos españoles, como Lou, pero tiene dentro de sus favoritas, o como dice él, como un auténtico himno, una canción de un cantante jamaicano llamado Jack Radics. Precisamente a Jack Radics se le atribuye la creación de un nuevo género musical, amalgama de Soul/Pop y Reggae, que se ha llamado Reggae, Rhythm & Pop.
Este artista se dio a conocer por una reversión del clásico Twist & Shout, cuya interpretación más famosa es sin duda la de los Beatles, aunque contrariamente a lo que mucha gente piensa, no fuese compuesta por ellos.

Pero la canción de Nacho es otra. Se trata de No Matter, tema muy alegre, de letra optimista y música pegadiza. Si se escucha atentamente, se puede apreciar cómo poco a poco van añadiéndose instrumentos, creciendo en intensidad, hasta acabar en una gran fiesta. Llena de gin-tónics y caipirinhas, seguro.

Y como aquella enfermera que se fue a Australia, yo de esta manera, comencé mi nueva andadura en una nueva tierra para mí. Poder contar con Lou y con tantas cosas importantes, como la amistad desinteresada de Nacho, me sirvió para sentirme en seguida a gusto aquí, como en mi casa. Y ya han pasado diez años desde mi llegada, y como contaba, hemos llegado a los 40.
Hace unos días celebrábamos los de Nacho, en una fiesta multitudinaria, llena de amigos que querían compartir con él esos momentos. Y comprobando todo el cariño que sentía tanta gente por él, me sentí muy bien por estar ahí, por ser amigo suyo, pero sin querer, me sentí también culpable.
Por eso quiero escribir estas líneas, que uso a modo de purgatorio.
Con todo lo que me ha dado, tengo una deuda con él, porque no he sido sincero.
Desde el primer día que entramos en una pista de tenis, me he dejado perder.
Nacho, te veía tan contento, creyendo que eras mejor que yo, que fui incapaz de demostrarte todo el tenis que llevaba dentro. Por eso debo confesarte que tiraba todas las bolas a la red o fuera de pista a propósito. Nunca creí que fuese capaz de confesarte esto: No ha habido ni una sola ocasión en que no me haya dejado ganar por ti.
Pero creo que ahora que tienes 40 años, con esa edad te mereces conocer la verdad. Por eso, la próxima ocasión que juguemos a tenis, te prometo que por primera vez en estos diez años, vas a sudar, a correr de un lado a otro por toda la pista, te desesperarás por no poder llegar a mis passing-shots y te prometo, que de una vez por todas, morderás el polvo.



2 comentarios:

Naza dijo...

Esta cancion estaba en el cd que regalaron con la musica el dia de su boda y me encanta!!!

Anónimo dijo...

Muy rítmica, sin querer te vas moviendo al compás de la música. Gracias, Mel, y mención especial a Nacho que fue quien te la descubrió.

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