Anoche me fui a acostar pensando que hoy era miércoles. Eso quería decir dos cosas:
Por un lado, que me tocaba guardia en la ambulancia y por otro, que tenía la cita con la música de cada semana.
Antes de irme a la cama, preparé todo para lo que iba a ser la última cita con el trabajo antes de irme de vacaciones. La ropa, la mochila y sobre todo, el ordenador, para poder escribir al día siguiente. En algunas ocasiones, desde el mismo martes, o incluso antes, ya sé qué canción voy a compartir. Pero ayer no tenía ninguna idea de qué iba a poner. La única que venía a mi cabeza era aquélla que pondría cuando viniese de vacaciones. Pero para eso faltan, afortunadamente, unas cuantas semanas.
Como cada noche, cogí mi móvil, perdón, cogí mi Iphone, que no es lo mismo, programé la alarma del despertador y como vi que no le quedaba demasiada batería, lo puse a cargar a los pies de la cama.
Ella no lo reconoce, pero sé que está tan enamorada de mi Iphone, casi tanto como lo estoy yo y no puede resistirse a cogerlo, leer el correo, navegar con él, o lo que sea, cuando estoy en casa. Y anoche no fue una excepción, cuando Lou, antes de dormir, desconectó el teléfono del cargador y se puso a jugar con él. Yo, entre sueños le dije: No te olvides de conectarlo al cargador, que está con poca batería...
La siguiente vez que oí su voz, me decía: ¡¡Mel!! ¡¡Salta de la cama, que son las 8!!
Me levanté alarmado y comprobé con horror que era cierto, que el teléfono no se había quedado bien conectado y que por tanto, se había descargado completamente.
En fin, son cosas que pasan, pero levantarte de esa manera, a la hora que se supone que estás entrando en el trabajo, no es la forma más placentera de comenzar el día.
Apenas pude pensar durante el trayecto hasta la base, en la canción que pondría hoy. Tenía esa sensación que se experimenta cuando llevas mucho tiempo de vacaciones y te plantas en ese fatídico día, en el que te toca incorporarte a la rutina laboral de todo el año.
Para cuando llega ese momento, desde hace tiempo, me reservo unas canciones de gran ímpetu, que pongo en la radio del coche a todo volumen, para que me ayuden a integrarme en la realidad, a despertarme y comenzar con energía los once meses que han de pasar, para estar de nuevo de vacaciones. A esos temas los llamo: Canciones despertador.
Entre ellas están: Simple Irresistible de Robert Palmer, Julia de Chris Rea, Right Between The Eyes de Wax, Sussudio de Phil Collins, Lucifer de Alan Parsons Project o Vogue de Madonna, entre otras.
Pero si hay una que es la estrella y que nunca se queda sin ser escuchada, es Jump de Van Halen.
La música de Jump fue grabada en una sola toma. Dave Roth, el vocalista, escribió las letras en el asiento de atrás de su descapotable, le añadieron las voces esa tarde y lo mezclaron en el estudio casero de su productor, por la noche.
Aunque considerada como una de las canciones más influyentes de la historia del Rock, el uso de sintetizadores no gustó en un principio a los componentes del grupo, que a menudo reclaman que si bien es su tema más famoso, no es representativo del estilo de la banda.
Siempre que oigo Jump, me imagino escuchándola de nuevo, cuando llegue el primer día que me incorpore tras las vacaciones.
Hoy me siento, como seguro estaré ese miércoles de septiembre cuando vuelva. Y es que levantarme así, tan de improviso, no me sienta. Llevo todo el día pensándolo. Lo mejor es cambiar el sentido. Creo que el salto se ha de hacer al revés, no para salir de la cama...
1 comentarios:
Muy buena Mel, soy el Pulgarin jeje, no hay nada como el heavy rock clasico....Saludos y buenas VACACIONES!!!!
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