Tal vez es la primera vez que tu nave cibernética, navegando por los infinitos mares de la red ha tocado mi puerto, producto de la aleatoria casualidad o quizás no. A lo mejor sé quién eres, o a lo mejor no, pero seas quién fueres, quisiera pensar que esperas cada miércoles con impaciencia a que te cuente otra historia con la que sorprenderte, o que tu ansia sea escuchar una nueva canción. Puede ser que durante tantas y tantas semanas viniendo por aquí, hayas descubierto algo que no sabías, o que al leerme te hayas dado cuenta de que lo que explico es inexacto o completamente falso. Sé que no siempre te interesará lo que escribo. Que puede que me hayas encontrado ñoño, cursi, aburrido, repetitivo, pagafantas, absurdo, previsible, anodino, o carente de interés. Incluso es posible que algún día de ésos que uno tiene medio tonto, más por ti, que por lo que escribo, hasta puede que haya llegado a emocionarte. Sea cual sea el motivo que te arrastre hasta mí, quiero decirte que me alegro por dejarme compartir contigo mis pequeños momentos y los sonidos que me acompañan en mi vida. Gracias por formar parte de este blog. Te deseo una Feliz Navidad y que el año que viene, que todo el mundo critica, le teme y del que se dicen tantas cosas terribles, a pesar de que nadie lo conoce y nadie lo ha visto, nos dé una sorpresa a todos y sea un tiempo en el que nuestras esperanzas y nuestros mejores sueños puedan hacerse realidad.
Cada vez que reapareces en nuestra vida, traes contigo un poco de música. Las canciones del verano y del invierno, las pones tú. Oyéndote canturrear, descubrimos Break your Heart, el gastadísimo Waka Waka cuando no lo había oído nadie antes, o ese Dynamite que me hiciste hacer sonar durante todo el verano.
Y mientras buscaba tu canción en el maremágnum musical de mi Ipod, un día de este verano, empezó a escucharse un tema de un grupo alemán llamado Freiheit. Me dijiste que no la quitara, que querías escuchar de nuevo esa canción, que conocías y que tanto te recordaba a la Navidad. Y desde entonces, aunque fuera hubiese 30 grados, oigo Keeping the Dream Alive y me acuerdo de la Navidad y de ti.
Seguro que los alemanes Freiheit no querían componer una canción que fuese considerada como navideña, cuando decidieron dar el salto internacional. Eran considerados uno de los grupos pop más importantes de Alemania, con cientos de miles de seguidores en su país. Llamados originalmente Münchener Freiheit, redujeron su nombre artístico, lo cambiaron simplemente por Freiheit, contrataron a varios letristas ingleses, tradujeron sus canciones más famosas como Play it Cool, o Kissed You in the Rain y se lanzaron a la aventura. Tras no obtener la respuesta que esperaban, con un discreto éxito y después de dos discos en inglés, decidieron centrarse de nuevo en el mercado germánico, donde aún siguen actuando.
No hay ningún otro requisito para ser padre, como es el tener un hijo. Y tal día como hoy, hace 11 años que me dieron mi título. Desde aquel ya lejano 2000, tenemos rondando por nuestras vidas a nuestra querida Tiri. Y aunque hay muchas canciones que me traen tu recuerdo, hoy he escuchado de nuevo a Freiheit y me he acordado de ti.
En un lugar como éste, vinculado a recuerdos, sentimientos y música, no podía dejar de nombrarla. Cuando oigo esas historias de gemelos que viven cada uno en una parte del mundo y que en cambio, sienten al unísono la alegría, el dolor o la tristeza, no puedo evitar soñar que a nosotros tal vez nos pase algo parecido. Pienso mucho en ti, cuento los días y los meses que faltan para poder volver a verte, escucharte, besarte, ver lo que has crecido, descubrir qué has aprendido en el colegio, conocer tus nuevas canciones y sumergirme en ese torbellino que siempre has sido. Mientras llega ese día, aquí me tienes, soy tu padre, que espera que en tu ajetreada vida de vendaval me recuerdes y sientas deseos de estar pronto de nuevo con tu familia.
A veces el miedo, la adversidad, te está esperando acechando en una esquina, aguardando que tu paso incauto, despreocupado, se tope con él. Uno nunca sabe lo que le espera el día después. Por eso desde que me dedico a lo que me dedico, intento pensar que cada día es especial y actuar en consecuencia, aunque la verdad es que a veces se me olvida. Pero ya se sabe que una cosa son los buenos propósitos y otra es la realidad.
Anoche pensé de nuevo sobre esto cuando llegué a casa, después de pasar un día estupendo con Luigi y Cecilia. No nos vemos con mucha frecuencia, pero de vez en cuando nos acercamos hasta su casa, en un precioso pueblito de casitas blancas con puertas azules, que lamen la espuma del mar de la costa Brava.
Nuestros encuentros, desde que huyeron de Barcelona para intentar esa aventura, se han ido espaciando en el tiempo, pero a pesar de ello, el paso de los años han ido madurando nuestra amistad que cada vez es más intensa. Los momentos que compartimos, siempre son agradables, entrañables, quedando cada vez que nos volvemos con el dulce gusto en la boca, de las ganas de más, deseando que el placer se repita pronto.
Esta visita tenía un invitado inesperado. Ahora el miedo se ha instalado en sus vidas, la cruel incertidumbre de la enfermedad, la incógnita del futuro. Cada paso es importante, pero cada avance es una etapa desconocida, un nuevo reto que superar.
Y aunque la terrible realidad está presente y lo más lógico es el desánimo, Luigi y Cecilia, a veces Cecilia, otras Luigi, sacan lo mejor de sí mismos y se animan mutuamente.
Cuando se conocieron, hace ya muchos años, ambos eran animadores de un hotel. De ahí les ha debido quedar ese poso de optimismo y humor, del que tanto se nutren ahora. La Medicina puede aportar mucho por la salud de las personas, pero el optimismo y las ganas de luchar, estoy convencido que son los ingredientes principales para conducir la nave a buen puerto. Y pronto, cuando menos lo esperemos, se encontrarán de nuevo en el punto de partida, en la línea de salida, como si no hubiese pasado nada. Pero no será así, mirarán atrás y verán la inmensa vuelta que han dado, pero para entonces serán más fuertes y más felices, porque lo habrán superado.
Pensando en ellos vino a mi memoria una canción de Genesis, llamada Undertow. Un tema absolutamente desconocido, sumergido dentro de un disco llamado ...and there were three..., algo así como ...y entonces quedaron tres..., clara referencia a que se trataba del primer álbum en estudio tras la marcha de su líder Peter Gabriel.
Los puristas del rock sinfónico odian ...and there were three... y sobre todo su tema estrella, Follow you, follow me,porque lo consideran el fin del rock sinfónico y el amanecer de un nuevo estilo, menos auténtico de Génesis, el pop-rock. Lo que es cierto es que a partir de aquí, el éxito del grupo creció infinitamente y sus seguidores se multiplicaron por millones en todo el mundo.
Undertow es un tema que me encantaba escuchar en mis momentos más tristes y más bajos de ánimo, porque parecía amoldarse a lo que creía entonces que era, como diría F.Scott Fitzgerald, mi delicada existencia. El tema es desgarrador, pero esperanzador a la vez, pues hace reflexionar sobre lo extraordinario que puede llegar a ser los momentos rutinarios de cada día.
Undertow es poesía pura. Una obra maestra. Luigi, a pesar de no tener vergüenza y reconocer que es un fiel amante de Luis Aguilé, seguro que lo apreciará. Su letra y su música le hará pensar y tal vez Undertow le dé ese pequeño impulso que necesita para que sus ideas y sus reflexiones sobre su delicada existencia, vean la luz en un blog que espero con tanta ansia poder leer pronto.
Mejor será pararse a pensar un momento O no pensar nunca más Si este fuese el último día de tu vida, amigo mío Dime, ¿Qué crees que harías entonces?
Permanecer de pie y aguantar el golpe que te ha dado el destino Hacer la mayoría de las cosas que aparezcan o Echarte en el suelo y dejar que las lágrimas rueden Llorando a la hierba y a los árboles y entonces el cielo estará a tus pies
Déjame vivir otra vez, deja que la vida me encuentre deseando La primavera debe volver a vencer al escudo del invierno Déjame sentir una vez más los brazos del amor rodeándome, Diciéndome que los peligros han pasado, Que no necesito temer al frío nunca más
Padre,que no es poco, pésimo médico, piloto frustrado, casi, casi, controlador aéreo, amante apasionado del Art Decó, un tanto esnob y como es obvio, Melómano.