Tal día como hoy, nació a orillas del Misisipi un escritor llamado Samuel Langhorne Clemens, más conocido como Mark Twain, el padre de Tom Sawyer. Un día más tarde, pero 138 años después, lo hizo ella.
El día que la conocí, no hablamos de literatura, ni siquiera mencionamos al genial escritor americano, pero estuvimos mucho, mucho tiempo, hablando de música. Ella me dijo que era una apasionada de Fleetwood Mac, de Cyndi Lauper, y de Tracy Chapman, que cantaba con los auriculares puestos a todas horas, mientras pasaba la aspiradora, para horror de su público incondicional: sus hermanas.
Probablemente lejos de pensar que se podía achacar a una falta de oído musical, resolvimos que con toda seguridad debía ser por una falta de repertorio y la audiencia de su casa, a estas alturas, ya podría estar cansada de escuchar una y otra vez los mismos temas, sumergidos dentro del ruido de la aspiradora.
Así que como una labor evangelizadora, musicalmente hablando, todos estos años he estado aportando nuevos descubrimientos al pequeño saltamontes, a quien ha acabado siendo la persona más importante de mi vida.
Esta noche es una noche mágica. Es una especie de pequeña noche de Reyes, porque en realidad se trata de la víspera del cumpleaños de Lou. Se le nota nerviosa por su regalo, por las sorpresas que le aguardarán al día siguiente. Me la imagino perfectamente de niña, impaciente, alrededor de sus padres con sus ojos verdes bien abiertos, intentando adivinar qué le tienen preparado...
Para ella tengo un pequeño regalo. La canción de hoy es una que me dijo el otro día que había oído por casualidad en la radio. Hoy es un poco diferente, porque todavía no la he escuchado entera. Su autor, un cantante desconocido de Málaga, grabó la canción y la colgó en la red, para que todo el mundo la fuese conociendo. A veces los milagros existen y los sueños se hacen realidad.
Se podría decir que a Lou le he enseñado mucha música. Ella en cambio me ha dado mucho más y en la balanza emocional de nuestras vidas, tengo un superávit inmenso. Pero de vez en cuando, se invierten los papeles y paso a ser el muchacho de la boca abierta que descubre una canción preciosa.
El día que la conocí, no hablamos de literatura, ni siquiera mencionamos al genial escritor americano, pero estuvimos mucho, mucho tiempo, hablando de música. Ella me dijo que era una apasionada de Fleetwood Mac, de Cyndi Lauper, y de Tracy Chapman, que cantaba con los auriculares puestos a todas horas, mientras pasaba la aspiradora, para horror de su público incondicional: sus hermanas.
Probablemente lejos de pensar que se podía achacar a una falta de oído musical, resolvimos que con toda seguridad debía ser por una falta de repertorio y la audiencia de su casa, a estas alturas, ya podría estar cansada de escuchar una y otra vez los mismos temas, sumergidos dentro del ruido de la aspiradora.
Así que como una labor evangelizadora, musicalmente hablando, todos estos años he estado aportando nuevos descubrimientos al pequeño saltamontes, a quien ha acabado siendo la persona más importante de mi vida.
Esta noche es una noche mágica. Es una especie de pequeña noche de Reyes, porque en realidad se trata de la víspera del cumpleaños de Lou. Se le nota nerviosa por su regalo, por las sorpresas que le aguardarán al día siguiente. Me la imagino perfectamente de niña, impaciente, alrededor de sus padres con sus ojos verdes bien abiertos, intentando adivinar qué le tienen preparado...
Para ella tengo un pequeño regalo. La canción de hoy es una que me dijo el otro día que había oído por casualidad en la radio. Hoy es un poco diferente, porque todavía no la he escuchado entera. Su autor, un cantante desconocido de Málaga, grabó la canción y la colgó en la red, para que todo el mundo la fuese conociendo. A veces los milagros existen y los sueños se hacen realidad.
Se podría decir que a Lou le he enseñado mucha música. Ella en cambio me ha dado mucho más y en la balanza emocional de nuestras vidas, tengo un superávit inmenso. Pero de vez en cuando, se invierten los papeles y paso a ser el muchacho de la boca abierta que descubre una canción preciosa.
Mark Twain, aquel señor que nació muchos años y un día antes que Lou, decía: "Para lograr todo el valor de una alegría, has de tener con quien repetirla" y es cierto. Mis alegrías lo han sido, porque nunca me ha faltado ella para compartirlo todo. Pero no es ésta la frase que destacaría del gran Samuel Langhorne Clemens. Prefiero quedarme con esa otra, que podría decir cada día en el Edén de mi existencia: "Para Adán, el paraíso era donde estaba Eva".
Pablo Alboran - Perdóname (con Carminho) por PabloAlboran-Official